Historia de un plagio. Qué hacer si te roban contenido. Por @MamaenBulgaria

Hola, soy blogger y me han plagiado.

No es algo tan raro, creo que cualquiera que suba contenido a Internet acaba sufriendo tarde o temprano robo de contenido.

Antes de empezar, aclaro que no soy ni de lejos experta en el tema, lo que comparto es mi experiencia personal y aporto las soluciones que me han servido a mí, eso es todo.

Mi blog tiene unos cinco años y en este tiempo me han robado contenido varias veces. Por no aburrir, me limitaré a resumir la última y a explicar cómo he solucionado el problema.

Hace poco mi amiga Lucía, autora del blog Planeando ser Padres, encontró por pura casualidad una foto que reconoció como mía en una web mexicana. Como imagen no es muy buena, pero es mía, salgo yo de espaldas mostrando cómo cortarse el pelo una misma para donar (el pelo donado se usa para hacer pelucas para gente con cáncer).

A raíz de eso realicé una búsqueda para ver si había más cosas mías en otras webs, y encontré una tienda online española de comida búlgara que lucía en portada mi artículo “El mejor yogur del mundo es búlgaro”. No una cita, no. Mi artículo íntegro, hasta la última coma. Y al final, en pequeñito, ponía esto:

«Fuente: http://www.mamaenbulgaria.com/2016/02/el-mejor-yogur-del-mundo-es-bulgaro.html»

Aquí hay varias cosas que están mal.

  1. No me han pedido permiso para coger mi artículo.
  2. Además, para usar un post ajeno hay que citar y enlazar la fuente y no copiar más del 20% del original. Ellos citan pero no enlazan (han pegado una url de texto plano, no clicable) y copian el 100% del post.
  3. Para colmo, habían manipulado la fecha para que el post pareciera publicado en 2015, cuando el mío original era de 2016. ¡Así parecía que la copiona era yo!

Muy mal. Fatal.

Soy partidaria de empezar dialogando y esperé no tener que llegar a más. Llamé por teléfono a la tienda y expuse la situación. Los dueños resultaron ser un matrimonio búlgaro que hablaba regular español, no parecían saber nada del tema y me dijeron que hablarían “con los de la web”.

Al pie de su web sale la empresa responsable del diseño web y el contenido, así que cliqué para ver quiénes eran. Les mandé un par de mensajes, y al cabo de unos días me contestaron de muy malos modos, alegando que ya me citaban, como si eso les diera derecho a hacer eso.

Ahí ya ME ENFADÉ.

Porque aquí hay otra cuestión: el provecho económico. Ellos han cobrado a los dueños de la tienda por hacerles la web y llenarsela de artículos sobre el tema. Pero en vez de escribirlos ellos, los roban a terceros. Muy bonito…  Para más inri, esta empresa de diseño web ofrece además servicios de “SEO y reputación online”.

Recapitulemos su fraude:

  • Me roban a mí un artículo y se lo venden a esa tienda.
  • Se dedican a la informática y no saben poner un enlace clicable.
  • Se venden como expertos en SEO y no saben que Google penaliza a quien duplica contenido (o lo saben y les da igual porque la tienda no es suya).
  • Manipulan la fecha de publicación para disimular (aunque eso no engaña a Google).

Menudos profesionales, ¿eh?

Lo que sí sabían muy bien los muy desgraciados era qué artículo robar. Porque mi post del yogur búlgaro es el más leído de mi blog, con diferencia, y está excepcionalmente bien posicionado: ha sido leído más de 100.000 veces y sale en la codiciada primera posición de Google buscando simplemente “yogur búlgaro”.

Como fueron tan groseros, además de haberme plagiado, mi pequeña venganza personal* fue avisar al autor de otro artículo que también habían plagiado, esta vez sobre el queso búlgaro.

*(La venganza no la recomiendo porque no sirve para hacer un mundo mejor y esas cosas, aunque en este caso no puedo decir que me arrepienta).

Resultado: ambos artículos han desaparecido de esa web y los plagiadores probablemente han perdido un cliente. Merecido lo tienen, por caraduras, vagos, ladrones, poco profesionales y groseros.

Voy a cortar el rollo y pasar a la parte práctica: qué hacer si te roban contenido. Porque esto le puede pasar a cualquiera, y tal vez mi experiencia le sirva a alguien.

 

¿Cómo sabes si te han robado contenido?

Yo suelo mirarlo en Copyscape, aunque hay otras opciones como Semrush, Copygator o Siteliner. En Copyscape introduces tu dominio y puedes ver si ese contenido está en otras partes de Internet, pero la versión gratuita es limitada. Semrush te dice quién te enlaza, aunque los plagiadores no suelen hacerlo y así cuesta localizarlos. Copygator  es eficaz, pero hay que ir post por post.

 

 ¿Qué medidas tomar si te han plagiado?

  • Hacer capturas de pantalla que demuestren el plagio nunca está de más.
  • A continuación, contactar con el ladrón o plagiador y pedir, siempre con educación, que borre tu contenido de su web. En el mejor de los casos lo borrará y se disculpará.

¿No sabes cómo contactar con el plagiador?

Si la web no tiene e-mail o formulario de contacto, ni enlaces a sus redes sociales (poco probable) se puede intentar buscar datos del propietario del dominio en Whois. Suele haber nombre, e-mail y teléfono, a menos que haya pagado por ocultar esos datos.

¿Y si no eliminan el contenido plagiado?

Google ofrece un formulario para denunciar plagios. Una vez enviado, el buscador suele reaccionar en cuestión de días, aunque hay que tener en cuenta que Google no puede borrar contenido de una web. Lo que hace, si constata el plagio, es desindexarla. Y en un mundo en el que si no estás en Google no existes, es un buen castigo.

Si a pesar de ello seguimos queriendo que nuestro contenido robado desaparezca de la web ladrona, quizá lo mejor es mandar un e-mail serio con términos y frases del tipo “tomar medidas legales”, “poner en manos de mi abogado”… Sabiendo que han obrado mal, el miedo a posibles consecuencias legales puede ayudar a que entren en razón. Personalmente nunca he tenido que llegar a este extremo.

El último recurso es, por supuesto, ponerlo en manos de un abogado.

 

¿Y si eres tú el que quiere una foto o un texto de otra persona?

Simple: no cojas nunca texto ni imágenes ajenos sin pedir permiso.

Yo he pedido varias veces a fotógrafos búlgaros que me cedan imágenes para mi blog. A cambio suelo ofrecerles enlaces a sus webs o redes sociales, y hasta ahora todos han accedido sin problemas. Otra vez contactó conmigo una web búlgara pidiendome permiso para traducir un artículo mío. Les dije que sí y al pie de la traducción me citaron y enlazaron el artículo original. Todos felices.

También se pueden usar imágenes de bancos de imágenes, muchos son gratuitos y cuentan con un fondo muy amplio.

No cuesta nada hacer las cosas bien, y un trato amable y pedir permiso abren muchas puertas.

 

En conclusión:

Tu contenido es tu propiedad, protegelo y defiendelo con uñas y dientes si es necesario. Aunque sea algo no tangible, sigue siendo tuyo.

El robo de contenido es más frecuente de lo que parece. Mucha gente cree que lo que está en Internet se puede coger y usar como a uno le parezca, pero no es así: lo que está en Internet es de libre acceso, pero NO de libre uso. Que no es lo mismo.

 

Firmado: Marta, Mamá en Bulgaria.

 

#AsíNo: Terror al contenido copiado y otras pesadillas de blogger

Lo entiendo, crear contenido es difícil. Ser original es cada vez más complicado. Y total, Internet es muy grande y ya hay mucha información, para qué matarse pudiendo tomar prestado?

No es que lo entienda, es que lo sé. Que crear es complicado y tedioso y difícil. Que ser original cuesta. Por eso hablo dejando las entrañas en mi blog, porque si hablo de mí y mis experiencias y hago mis reflexiones es posible que tenga un estilo propio y post personales.

Pero, eh, oye 👋

Sí, tú… El que busca y encuentra en Internet. El que fusila textos y se los atribuye sin una triste cita del origen… El que cuelga fotos ajenas 😱😱😱😱 y además de niños 😱😱😱😱😱😱😱😱😱😱😱

Una cosa te voy a decir:

#AsíNo!!!

Nunca.

En los mandamientos de la blogosfera está claro: «NO COPIARÁS». Nunca.

En todo caso:

  1. Saludarás y comentarás el blog que tanto te inspira.
  2. Si quieres citar el post, pondrás comillas, dirás quién es el autor, pondrás un link al contenido original y te asegurás que tu cita no excede el 20% del total del post.
  3. Si lo que quieres es repostear el contenido íntegro, pedirás permiso y esperarás a tenerlo antes de hacer nada. Si te dan permiso, genial, repostea y sigue los mínimos de la buena educación (citar, poner link al contenido original y dar la contraprestación que te pidan). Y si no te dan permiso, sigue buscando o escribe tú.
  4. Las fotos no son tuyas. Busca en bancos de imágenes que hay cientos con imágenes gratuitas. O sigue el paso 3 con las fotos.
  5. Y si te pillan, pude perdón por lo menos!!! Y ofrece solución y compensación!!!!

Aish… Lástima que los Ladrones de contenido del mundo no me leerán.

Pero oye, que siempre puedes hacer como muchas blogueras indignadas que no callan y gritar bien fuerte #asíNo mientras denuncias a San Google y pides explicaciones a los usurpadores!!!

Eso después de haber mirado, como dice ella:

En este post explican qué hacer si te copian.

Resumen: Si encuentras contenido plagiado, habla con el copiador o denuncia a Google.

No seas inconsciente. Piensa antes de hablar. 

No deja de sorprenderme la estup… digo, la inconsciencia humana. De verdad, me supera. Quién te ha dicho, alma cándida, que estar detrás de una pantalla te protege de tus propias palabras. No recuerdas el sabio refranero? Por la boca, queridos, muere el pez. Por la boca, por el tuit, por el post de facebook, por el blog, por el vídeo… Que sí, que sí, que tienes derecho a la libertad de expresión y de opinión. Que fue un calentón. Que te confundiste. Que el dedo se fue solo. Pero… Recuerdas aquello de «no hagas los demás lo que no quieres que te hagan a ti»? 

Tu derecho a la libertad de expresión choca con el derecho al honor del otro. Con el derecho a la intimidad. Con el sentido común, incluso. 

Vamos a tener que recuperar la queja de bar, gente, así por lo menos solo quedas como un imbéc… Digo, un inconsciente, ante el camarero de turno, que tiene inmunidad ante la estupid… digo, la falta de tacto y poco don de la oportunidad. 

Veamos…

  • Tras tu queja hay personas
  • Tras tu lamentación hay empresas que luchan por sobrevivir y hacerlo lo mejor posible
  • Tras tu comentario hay consecuencias en tu entorno y para tu imagen

Antes de hablar piensa bien: 

  • Mi comentario sirve para algo? Arregla o soluciona algo? 
  • Hago daño a alguien? O a su imagen? 
  • Cómo me percibirán quienes me lean? Qué imagen doy? 
  • Comprometo a alguien más de mi familia o a mí empresa con lo que digo? 

Piensaaaaaa…

  • «Es una estafa»… Vale, estás enfadado, pero la ESTAFA es un delito. Seguro? Leíste bien la letra pequeña y puedes seguir afirmando una acusación tan grave? 
  • «Ojalá te mueras»… Vale, te cae mal, no comulgas con sus opiniones o actos, pero… La muerte? En serio? Eso donde te deja a ti? 

Para muestra un botón: Por el tuit muere la tuitera. 

Te lo dice hasta Madresfera en este interesante podcast… 

Ayer subimos un podcast atemporal, amiguitos, que podéis escuchar, compartir y recomendar a todos los usuarios de redes sociales, bloggers, podcasters etc porque lo que hablamos con nuestra abogada madresférica Ana Spinola de Ad&Law se puede aplicar a todos los que usamos canales de difusión y redes sociales.

La conclusión: antes de hablar/escribir, párate y piensa. 

De nuevo: Ojo con lo que compartes y comentas en redes sociales, por tu marca personal, por tu empleo, por la marca de tu empresa y porque tiene consecuencias legales! Estar al otro lado de la pantalla no te inmuniza de nada! 

Plataformas de influencers para monetizar tu blog

plataformas influencers

Cuando eres un blog pequeño, que acaba de empezar, con más ganas que seguidores y muchas horas de trabajo construyendo es difícil encontrar marcas que te apoyen.

Tienes un buen perfil con buenas referencias sobre cremas, zapatillas, juegos de rol o lo que sea pero parece que las marcas no se dan cuenta de tu existencia y nadie te propone nada. Entonces descubres las plataformas de influencers y los ojos te hacen chiribitas.

Plataformas de influencers. Y ¿eso qué es?

Bajo el nombre rimbombante de Plataforma de Influencers encontramos agencias de social media en la que los blogueros, instagrammers y demás puedan afiliarse para que la agencia les ponga en contacto con las marcas. Así pues vendrían a ser una agencia de medios de toda la vida dónde las marcas contratan espacios de publicidad y la agencia se encarga de buscar y pagar estos espacios en los diferentes medios que les interesan. Pero estas agencias enfocadas a redes han adaptado su cara a este medio, creando una estructura de red dónde subir tus propios perfiles y crear comunidad.

Influencity, Kuvut, Madresfera, SocialPubli son todas agencias de marketing participativo de este tipo, pero hay más y estan creciendo.

La mayoría de estas plataformas funcionan presentando los proyectos de las marcas a su comunidad y esta puede apuntarse a los proyectos que les parecen más interesantes, adecuados a su perfil, etc…

Pero… y, ¿se cobra?

Evidentemente, cuando quieres trabajar con marcas lo que quieres es cobrar, aunque sea en especies, pero cobrar, y si las agencias no ofrecen nada nadie se apuntaría así que cobrar se cobra… pero cuánto se cobra es harina de otro costal.

Lo más usual es que te paguen en especies con lotes de productos de las marcas o promociones especiales. También es fácil que te paguen por leads, porque que alguien haga una acción a través de un link tuyo vale mucho y se puede especificar perfectamente cuánto por cada click, acción… y la agencia se queda siempre con un porcentaje de estos pagos. El volumen de dinero a cobrar dependerá pues de tus seguidores, su engagement, vaya, lo que siempre queremos l@s bloguer@s… pero conseguir dinero es difícil, muy difícil!

Los posts remunerados son escasos y suelen ir directamente asignados por las agencias. Como siempre la remuneración fluctua y depende de demasiadas variables que no son del todo claras.

Las plataformas de influencers son una buena herramienta para empezar a trabajar para marcas y cobrar algo cuando eres un blog pequeñito. Pero también debes ser consciente que tu blog es el «producto» de estas agencias, lo que venden son todos estos afiliados que tan amablemente se prestan a ello. Parte del negocio de este tipo de empresas es el muestreo y la mercadotecnia. No hay nada malo en ello si somos conscientes de este hecho y sabemos que es lo que se espera de nosotros cuando nos envían muestras o qué queremos invertir cuando se nos presenta una promoción.

Evidentemente, los grandes influencers juegan en otra liga y ellos son su propia agencia, pero para los pequeños es una buena manera de ejemplificar que la unión hace la fuerza también a la hora de presentarte frente a las marcas.

Y ¿vosotr@s?, ¿os habéis afiliado a alguna plataforma?

 

Querido influencers: Menos lobos. Te ofrezco lo que puedo. 

Queridos influencer: partamos de la base que mis intenciones son buenas. Que como marca (o en nombre de la empresa x) te ofrezco lo que puedo. Que quiero ser justo en el trato y que intento que todos ganemos, yo difusión, y tú algún contenido que te pueda interesar, producto y dinero. Sí, soy consciente que tu posicionamiento y tu comunidad te han costado tiempo, esfuerzo y hasta dinero. Sí, soy consciente que hacer una foto y publicar un post y luego gestionar comentarios y reacciones tiene su trabajo. Soy consciente de todo ello y por eso intento que nuestra relación sea de win-win. 

Te pido por favor, querido influencer, que no me presupongas mala gente, un aprovechado que se hace de oro a tu costa ni un caradura de si-cuela-cuela. 

No dudo que has tenido malas experiencias con empresas poco serias que pedían el oro y el moro por nada o que después de todo el trabajo, el trato quedó en agua de borrajas. Pero yo también, como empresa, he tenido malas experiencias con compañeros influencers que tras recibir lo pactado no cumplieron con los mínimos acordados. Y sin embargo, amigo influencer, no te juzgo a ti por la mala praxis de otros. Sería injusto, verdad? 

Querido influencer, a veces, cuando te ofrezco algo como muestras de producto más una remuneración baja (como 50€, por ejemplo), es realmente lo máximo que te puedo ofrecer. No todas las empresas son grandes magnates con beneficios de récord Guiness. A lo mejor soy un autónomo, un emprendedor o una PYME que intenta abrirse un hueco. 

Por supuesto, puedes rechazar mi oferta. Porque es una oferta. 

  • Por supuesto podemos intentar negociar: más producto, un poco más de remuneración, una colaboración de varios post… Entonces podré decidir que como menos colaboraciones y reparto más entre menos gente, por ejemplo. 
  • Por supuesto, entiendo que tengas contratos con mi competencia y que no me puedas ayudar. Es lícito y admiro que respetes el acuerdo; si lo tuvieras conmigo también querría que lo respetaras. 
  • Por supuesto, entiendo que tienes un caché al que, por ahora, quizá, no puedo llegar. Pero quién sabe, puede que en el futuro sí pueda. No te cierres puertas reaccionando con cajas destempladas. 
  • Por supuesto, entiendo que mi producto no te interesa, no te convence, no va contigo o que tienes dudas éticas o lo que sea. Que quizá no tiene nada que ver con tu comunidad. Pero si me planteas tus dudas quizá tenga respuesta. 

Es increíble como los influencer más grandes, con miles y miles de seguidores y representantes te responden «no» con mucha educación. Y como, sin embargo, otros de mil y poco seguidores a los que has contactado humildemente porque te gustaba su perfil (porque te lo curras y antes de contactarles has mirado qué hacen, cómo lo hacen, qué les gusta…) te responden muy indignado y enfadados que tu propuesta es indigna y una vergüenza y otras lindezas que no viene a cuento reproducir. No hace falta. Sé que eres influencer, pero grande, pequeño o mediano, la buena educación y las formas por delante: menos humos, menos lobos caperucita. Que no he visto egos más inflados ni tanta susceptibilidad como en este mundillo. Bastaba con un «No me interesa» o un «mis condiciones mínimas son x». El ego mató al influencer. 

    Querido influencer: Mi puerta está abierta. No me la cierres en los morros, por favor. Hablemos 😉 

      Internet no se controla

      #InternetNoSeControla 👉🏼 He aquí el mensaje importante del día… Y como es importante lo comparto por doquier… En Hayqueserpositivo.com, aunque me salga del tema habitual, y aquí, que ya pega algo más… Pero el resumen es: 

      • Piensas lo que escribes? Lo que los demás leen e interpretan de lo que escribes (no de lo que has querido decir).
      • Te planteas las fotos que compartes?
      • Eres consciente de las opiniones y rastros que dejan tus likes, comentarios, comparticiones y hasta silencios? 
      • Y si eres padre, madre, tutor… Sabes lo que hacen tus hijos desde esos móviles tan inteligentes o prefieres seguir escudado en que «yo eso del facebook no lo entiendo»? 

      Os comparto parte de la reflexión del post original y de paso os presento a Nico y a mi otro blog Hay que ser positivo 😉 


      Recibo un WhatsApp gracioso con una imagen a compartir y con el siguiente enunciado «Por si podeis reenviar… Una profe está haciendo un experimento con sus alumnos de 3°ESO para que tomen conciencia de la rapidez con la que se difunden imágenes sin poder controlarlas». Lo primero que me viene a la mente es que es buena iniciativa, simple, rápida, rastreable en cuanto salga de WhatsApp (ese supuesto entorno «privado») para ir a parar a cualquier red social. 

      [ 278 more words ]

      http://hayqueserpositivo.com/2017/03/01/internet-no-se-controla-mucho-ojo-nico

      No usarás el hashtag en vano 

      – Hombre, Celia! Tú por aquí!!!

      – Ay sí – con cara avergonzada de circunstancias y mirada a la punta de los zapatos… – Es queeeee… La vida, el post diario en hayqueserpositivo.com (que es una temática más libre y menos pro que me inspira un poco más tras el trabajo continuo en comunicación), es que el blog de los mellizos también lo tengo pelín desatendido, es que el trabajo (infinito), es que…- 

      – Bueno, bueno, excusas!!! Querer es poder, es cuestión de organizarse, tienes que priorizar, y bla y bla y blablablá…

      – Glups, vaaaaaale… cosas que hago y nadie que quiera evolucionar con su blog o canal debería hacer: 

      1. Ser inconstante: dos post por semana por allá, el silencio absoluto por allí. MEEEEEC! 
      2. Desaparecer en las redes: mutis por el foro es para el teatro. Seguro que como mínimo hay post interesantes que compartir… Sí, la curación de contenidos también lleva tiempo. 
      3. No responder ni comentar: lo de tener comentarios moderados está muy bien… Siempre y cuando moderes… 
      4. Ser fiel a ti y a tu público: está feo eso de cambiar de temas o ritmos de publicación de pronto. 
      5. Disculparse… todo el rato. Pedir perdón por desaparecer está bien pero tampoco puede ser que estés todo el rato justificándote.

      – Pero oye, esto no iba de hashtags? 

      – Ay madre, es verdad!!! Yo pasaba por aquí después de tanto tiempo con un mensaje importante; No usarás los hashtags en vano!!! 

      Que las almohadillas seguidas de esas palabras y tan majas sirven para que la gente localice publicaciones de su interés. Por eso: 

      • Poner un hashtag que no viene a cuento es como mentir. Tus seguidores pensarán «una y no más, Santo Tomás». Si pones #sinfiltro, es que la foto es «sin filtro», si hablas de #sexo, hablas de eso y no de la empanadilla de la tía Encarni. Que no nos engaaaaaaañeeeeennnnn. 
      • Cuánto más mejor… NOOOOOOOO!!! No seas pesao! 
      • Pa’ qué pones hashtags en ruso si no tienes ni idea de ruso… En cristiano, por favor (lo que sea cristiano para ti, que si escribes y hablas multiidiomas, puedes multihashtaguear.
      • Medida creativa: sí, #yotambiénonventohashtagsmoloneseinfinitosquenocabenentwitterninadierecuerda… Uno hace gracia, pero no hagas el post entero así que es difícil de leer. 

      Y… Colorín, colorado, a ver si vuelvo pronto a vuestro lado 😉 

      No usarás los hashtags en vano

      No usarás los hashtags en vano

      Influencer, protégete

      Querido influencer, 

      Después de mucho esfuerzo, de tiempo y hasta dinero invertido, tu blog o tu canal YouTube o tus perfiles están tomando forma. Tienes contactos, comentarios, comparticiones, una bonita comunidad y hasta haters. 

      Has dado un paso más allá y has profesionalizado la web, con dominio propio, diseño, incluso un agencia que te representa. Perooooo… Has tomado las precauciones básicas para que no te roben, suplanten o chantajeen? Ojo… Protegete: 

      1. Tu dominio es tuyo: ten claves, DNS y toda la información a mano. 
      2. El hosting también… Y el acceso a la web… Todo tuyo! Mantén el control de tus datos y los accesos. 
      3. Si alguien tiene tis datos para gestionar por ti perfiles, publicidad o lo que sea, mejor si le das un acceso que no sea el tuyo y a ser posible con permisos restringidos. Si es suficiente con ser «moderador» o «autor», porqué das permisos de administrador? 
      4. Cambia tus contraseñas regularmente. Sobre todo si dejas de trabajar con alguien que tenía accesos. Haz limpieza. 
      5. Revisa qué herramientas usas, descarta las que ya no utilices y revoca permisos. 
      6. Haz copias de seguridad. De todo. De la web, del código, las fotos, los post, los vídeos, el material en bruto… Ninca se sabe. 
      7. Recuerda, tu imagen eres tú y tú eres tu canal, que no te suplanten. Si alguien habla por ti, que las pautas estén muy claras: qué decir, en qué tono, qué no decir, vocabulario… 
      8. Cumple las normas de las redes con que trabajas, no vale la pena arriesgar tu esfuerzo por hacer las cosa mal (tener un perfil personal en vez de página en Facebook, por ejemplo). 
      9. Respeta y te respetarán. Hazte valer pero siempre con buenas formas. 
      10. Consejo final: toda precaución es poca. No te la juegues. 

      Y tú qué precauciones sigues? 

      Ojo con el «por si»: te están robando

      «Por si fuera verdad»… Compartes ese post que dice que te regalan un iPhone o un coche!!! En serio? Un coche por compartir en redes? Ah, no, que había que rellenar un formulario con datos. Pero no es un sorteo, eh? Es entrega directa de tu merecidísimo premio -ironic mode on-, que rellenar un formulario es muy difícil u requiere mucha entrega… Bueno, entregar sí entregas… Tus datos. Y una bonita puerta para que te roben mucho más que información (que no es poco). Obviamente, ni coche 🚗 ni móvil 📱 ni ná de ná… Silencio. Con suerte te llega solo el molesto SPAM, con algo de fastidio, un bonito virus de regalo 🎁 y con mucho arrepentimiento del «por si» quizá directamente un hacker con robo. Por favor, por favor te lo pido, piensa. El «por si» no suele traer nada bueno. Ni para ti ni para todos esos amigos con los que compartes ni para aquellos que también piensan, al ver tu publicación, «es demasiado bonito para ser verdad, pero por si…». Si te parece demasiado bueno es que muy probablemente lo sea. No piques. Y si te tienta, busca la marca que se supone regala el coche, es probable que estén advirtiendo del timo. Copia parte del texto y googlea, te saldrán advertencias por todos lados. Sospecha. Hasta ahora has sido FELIZ sin ese móvil 📱 ni ese 🚗 y seguirás siéndolo, a menos que tu ingenuidad y falta de precaución con la ciberseguridad te traigan un disgusto. Con cariño te lo digo 😘

      Falsos premios y robo de datos

      Falsos premios y robo de datos

      En blog cerrado no entran moscas

      Ni en el blog ni en el canal YouTube ni en tus redes sociales: si no quieres que se sepa ni se comente, mejor cierra la boca 2.0. 

      Recuperó hoy un post que escribí hace meses… Y sigue sirviendo! 

      Porqué no debes escribir todo lo que piensas… Empecemos por el principio…

      En blog cerrado no entran moscas

      En blog cerrado no entran moscas

      No vayas a escribir en tu blog todo lo que piensas, que como dice el refranero popular (a veces tan sabio), «en boca cerrada, no entran moscas». O en versión actualizada, «en blog comedido no entran trolls«, o moscones… Aunque no era tanto por los trolls que yo me preocupaba, si no por la imagen de marca personal que te puedes granjear por unas palabras mal medidas o por un impulso no refrenado. Vamos, que volviendo al refranero, si no quieres que te llamen «mataperros» mejor no hagas ver que has matado a ningún chucho.

      La verborrea dospuntocero es el peligro de la red: 
      Las redes sociales, los blogs e Internet en su conjunto tienen muchas ventajas y posibilidades. Pero si algún peligro acecha tras la facilidad con que podemos comentar, opinar, compartir y debatir (en un sólo click) es lo que llamo la verborrea dospuntocero. Me declaro sinceramente sorprendida de lo que alguna gente comparte a veces: comentarios negativos contra le jefe, cotilleos malintenacionados de algún compañero o supuesto «amigo», críticas feroces y destructivas que algún famoso se ha, supuestamente, merecido, el pobre, mensajes desoladores de un pesimismo que le hunde a uno la mañana e incluso el día entero como si de un cielo plomizo se tratara, imágenes de dudoso gusto (de niños con cáncer, mujeres pornografiadas, chistes sexistas y demás lindezas) y opiniones… 

      ¡Qué decir de las opiniones que algunos dejan en los medios digitales! Son, a menudo, agresivas, poco razonables, incluso amenazantes o insultantes, o racistas, o clasistas, o con istas que te hacen reflexionar seriamente sobre el nivel de la raza humana. Con lo mucho que me suelen gustar las argumentadas (y filtradas, ese supongo que es el quid) cartas al director de los diarios, y el bajo nivel que suelen tener algunos comentarios en la prensa online.
      La cuestión es que que esta facilidad da lugar a que, a veces, no tomemos conciencia de lo que los demás pensarán de nosotros cuando vean nuestros mensajes. Y es que decimos mucho, muchísimo más de lo que pensamos estar diciendo. 

      Soy consciente que mis propios mensajes en este blog y mis redes sociales dan mucha información sobre mis gustos, mis hábitos, mis opiniones políticas, mis lecturas, mis conocimientos, y sobre todo mis desconocimientos, mis debilidades, mis alegrías, mis penas… Y ahí queda para la posteridad gracias a Mister Google para quién quiera googlearme.

      No pasa nada, podemos trabajarlo, llevar a que esos mensajes den información relevante de nosotros que queremos que sea encontrada. 

      ¿Pero qué pasa con aquellos mensajes implícitos que no quisimos dar pero que sin embargo influirán, quizá, en un proceso de búsqueda de trabajo, un ascenso laboral, o sin entrar en el terreno pecuniario, en una relación personal que queramos iniciar? Habríamos de ser conscientes de ello.

      Aún así se nos escapará algo. 

      Aún así habrá amigos incondicionales que nos apoyarán. 

      Aún así habrá quién no quiera saber nada de nosotros porque no le dimos buen «feeling». 

      Piensa antes de escribir
      No digo que tengamos que andar autocensurándonos
      todo el día, ni que perdamos la naturalidad. Yo me siento bien con mis ideas, por eso las tengo, y no me cuesta admitir que he cambiado de opinión o que me equivoqué (aunque es un rollo porque puede que haya gente que no llegue a este punto y se quede con lo que dijiste en su momento).
      Pero, por ejemplo, he tenido días grises que me moría de ganas de contar alguna situación que me parecía escandalosa y que cuando estaba a punto de enviar (llegué a escribirlo, sí) pensé: «con lo optimista que soy normalmente, voy a quedar como una ceniza«. Todo el mundo tiene días malos, pero no es necesario compartirlo en el blog. Es como quién en las discusiones de pareja dice cosas de las que se arrepiente luego en pleno calentón. ¿Verdad que es mejor callarse?

      En fin, sigo dando vueltas a un comentario machista que me ha dolido a la vista en una red social (de ahí vienen estos barros). Sinceridad, autenticidad, coherencia… Sí. Pero, por favor, si has tenido la paciencia de leerme hasta aquí:

      • Ten cuidado con enviar un correo electrónico desde «soyunachicasexy@hotmail.com» para buscar un trabajo que nada tiene que ver con ser striper, modelo de Interviú o algo similar. 
      • Ten cuidado con compartir fotos de tus amigos borrachos o de la pinta (lamentable) que tenías tras la última juerga. 
      • Ten cuidado con decirle a tu jefe que no puedes ir a trabajar por un virus intestinal si luego vas a publicar en Facebook que estás en la playita tomando el sol (en realidad, está feo que lo hagas, pero si vas a hacerlo igualmente, no hace falta que lo digas a los cuatro vientos). 
      • Ten cuidado con revelar información personal, íntima y comprometida de tus amigos o compañeros, seguro que no te gustaría que lo hicieran de ti (y acumulas números de que suceda si tú también lo haces). 

      En fin, no me cansaré de decirlo: Sentido común, por favor.